La disciplina es una cuestión de decisión

“La autodisciplina es cuando el deseo de convertirte en la versión más elevada de ti mismo supera el deseo de placeres baratos”. Esta frase de Dan Koe resume una verdad que no siempre queremos aceptar. En un mundo lleno de distracciones y gratificaciones instantáneas, la autodisciplina es una rareza. Sin embargo, aquellos que la cultivan, son los que logran resultados extraordinarios.

Es fácil dejarse llevar por lo que nos da placer inmediato. Redes sociales, series interminables, comidas rápidas. Todo está diseñado para atraer nuestra atención y darnos esa satisfacción temporal. Pero si nos detenemos a pensar, ¿cuántas veces nos sentimos realmente satisfechos después de ceder a estos impulsos? Ese placer fugaz suele dejar un vacío, porque no contribuye a nuestra versión más elevada, a lo que realmente queremos ser.

La autodisciplina no se trata de privarse de todo lo placentero, sino de aprender a diferenciar entre lo que nos beneficia a largo plazo y lo que solo nos da una alegría momentánea. Es esa capacidad de elegir lo que es difícil ahora, pero gratificante después. Es decir “no” a la pereza cuando sabes que deberías estar trabajando en tus metas. Es priorizar tus objetivos, tu crecimiento personal, por encima de esas tentaciones que siempre estarán presentes.

El proceso es simple, pero no fácil. Requiere compromiso, autoconocimiento y, sobre todo, una visión clara de quién quieres llegar a ser. Cada vez que eliges el camino de la disciplina, te acercas más a esa versión más elevada de ti. Y cuanto más lo practicas, más natural se vuelve.

Así que la próxima vez que te enfrentes a esa disyuntiva entre lo fácil y lo correcto, recuerda esta idea: la autodisciplina es el puente entre lo que eres hoy y lo que puedes llegar a ser.

Inscríbete a mi próximo curso:

HABLA EN PÚBLICO CON CONFIANZA