Tu conocimiento necesita ser escuchado

Con la comunicación conviertes todo tu conocimiento en influencia.

Tener conocimientos técnicos ya no es suficiente para el éxito laboral. Quizá hace algunas décadas lo era, pero ya no. Actualmente puedes ser brillante en campo, dominar los cultivos, manejar la maquinaria con precisión y resolver cualquier problema agronómico. Pero si no sabes comunicarte con eficacia (y aplicar varias otras habilidades humanas), tu carrera se estanca.

Muchos profesionales agrícolas permanecen en puestos medios o técnicos, no por falta de capacidad, sino por no saber expresar ideas con claridad, influir en otros, presentar propuestas, liderar reuniones o, simplemente, hacerse escuchar. Esto los relega a un segundo plano.

Y duele. Porque ves a otros (menos preparados que tú) ocupar posiciones clave, tomar decisiones y liderar equipos. ¿La diferencia? Ellos sí desarrollaron habilidades de comunicación.

Aquí empieza el verdadero problema: No se trata de hablar bonito ni de usar palabras grandilocuentes. Se trata de hacerte entender, de conectar con diferentes públicos, de saber cuándo escuchar y cuándo intervenir, de presentar datos con solvencia y generar confianza en tu criterio.

La comunicación es la herramienta que convierte tu conocimiento en influencia. Y en el ámbito agrícola, donde las decisiones tienen implicaciones técnicas, humanas y económicas, quien no comunica bien, simplemente no lidera.

Si no fortaleces esta competencia, tarde o temprano quedarás fuera de las decisiones importantes. Y lo peor: otros hablarán por ti, muchas veces sin comprender lo que realmente sabes o puedes aportar.

Si, puede que ahora mismo no le veas gran importancia a esto, pero créeme, llegará el momento en que lo harás.

¿Y cómo lo solucionas? Pues debes asumir el desarrollo de tus habilidades de comunicación con la misma seriedad con la que aprendiste sobre temas técnicos. Aprende a estructurar ideas, redactar con claridad, presentar resultados ante directivos, dar retroalimentación constructiva y negociar con otras áreas.

Empieza con pasos pequeños pero consistentes: participa más en reuniones, pide retroalimentación sobre tu expresión verbal, observa cómo se comunican los líderes de tu organización (en lugar de criticarlos a diestra y siniestra) y toma algún curso de comunicación efectiva.

Además, comprende que no se trata solo de hablar bien con tus superiores. También necesitas comunicarte con tu equipo, con proveedores, clientes y colegas de otras áreas. Cada interlocutor requiere un enfoque distinto, y esa capacidad de adaptación es esencial para ejercer un liderazgo sólido.

No tienes que ser orador profesional ni experto en storytelling, pero sí debes convertir la comunicación en una herramienta estratégica. Saber cuándo hablar, cómo argumentar, cómo responder bajo presión y cómo aportar claridad ante la confusión te vuelve indispensable.

Recuerda: no te van a promover por lo mucho que sabes, sino por la confianza que inspires en tu capacidad para liderar. Y esa confianza se construye, sobre todo, comunicando bien.

Si sigues ignorando esta parte de tu desarrollo profesional, te condenas a ti mismo a ser siempre “el que sabe mucho”, pero al que nadie toma en cuenta cuando se trata de decidir.

No sigas siendo invisible. Comienza hoy a trabajar en tu forma de comunicarte. Porque si no hablas con claridad, alguien más lo hará por ti… y, probablemente, no dirá lo que tú quieres.