La disciplina es sobre consistencia por sobre todo

La disciplina no es acerca de perfección, es acerca de consistencia. A menudo se confunde la disciplina con la necesidad de hacer todo perfecto, sin errores. Sin embargo, ese no es el verdadero objetivo de ser disciplinado. La perfección es inalcanzable, pero la consistencia, en cambio, está completamente a nuestro alcance. Ser disciplinado no significa que no cometas errores o que nunca falles, sino que, a pesar de esos tropiezos, sigues adelante, mantienes el rumbo y vuelves a intentarlo una y otra vez.

La clave de la disciplina está en las pequeñas acciones repetidas a lo largo del tiempo. No es necesario dar pasos gigantes todos los días, ni buscar la excelencia en cada intento, pero sí es fundamental mantenerse en movimiento, hacer un poco cada día. Es la suma de esos esfuerzos constantes lo que produce resultados significativos. Si buscas perfección, lo más probable es que te paralices, que te frustres al no alcanzarla. Pero si te enfocas en la consistencia, verás cómo los avances llegan de forma natural.

Uno de los mayores beneficios de la consistencia es que crea momentum. Cada pequeño paso que das te prepara para el siguiente, y aunque no lo parezca al principio, la acumulación de esos pasos te lleva mucho más lejos de lo que habrías imaginado. A la larga, la disciplina basada en la consistencia siempre será más poderosa que la búsqueda de la perfección, porque te mantiene en movimiento.

Así que no te obsesiones con hacerlo todo perfectamente, mejor pregúntate: ¿Estoy siendo constante en mis esfuerzos? Porque al final, es la constancia lo que realmente marca la diferencia.

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