Ser conocido tiene más ventajas que ser el mejor

Es una realidad que a menudo pasa desapercibida: no siempre el más talentoso, el más preparado o el que tiene la mejor solución es quien triunfa. En muchas ocasiones el éxito depende más de la visibilidad que del talento puro. Esto no quiere decir que la calidad no importe, sino que, si no te conocen, difícilmente podrán elegirte, por muy bueno que seas.

A veces nos enfocamos tanto en ser perfectos en lo que hacemos, en pulir cada detalle, que olvidamos algo crucial: hacer que otros nos vean. El esfuerzo invertido en mejorar constantemente tus habilidades es valioso, pero si no te das a conocer, si no pones tu trabajo frente a los ojos correctos, será difícil avanzar. Y esto no se trata de ego o superficialidad, se trata de estrategia.

Piensa en los productos o servicios más populares del mercado. No siempre son los mejores en términos absolutos, pero están en la mente de la gente. ¿Por qué? Porque han logrado visibilidad. Y es aquí donde se genera esa diferencia fundamental: el más conocido le gana al mejor porque está presente cuando la oportunidad llega.

La próxima vez que sientas que no avanzas a pesar de tus esfuerzos por ser el mejor, pregúntate: ¿cuánta gente realmente sabe lo que haces? ¿Cómo puedes hacerte más visible? Esto no significa que debas dejar de mejorar tu talento, pero sí que debes equilibrar esa dedicación con la necesidad de darte a conocer.

Al final, el reconocimiento y el éxito no llegan solo a quienes son excelentes en su campo, sino a quienes saben mostrarlo y ser elegidos.

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